Con el aislamiento, el tiempo frente a las pantallas se incrementó para chicos y grandes.
En las vacaciones sería ideal no estar conectado, como un nuevo hábito. La idea es que cuanto más se alejan de la pantalla, van olvidándose y recuperando otras actividades.
Los padres deberían estar presentes de manera activa y trabajar sobre los límites. Definir un horario de corte de Internet para todos los miembros de la familia es imprescindible. Se puede hablar de la cantidad de tiempo que se estuvo conectado y proponer alternativas como leer un libro o pintar. De forma constante ofrecer nuevas propuestas y tratar de integrar esas actividades a todos.
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