Por Sandra Di Lucca
¿Escuchas a tu cuerpo?
La primera pregunta que le hago a una personas que llega a mi consulta por ansiedad es: “¿En qué lugar del cuerpo lo sientes?”, sin mencionar explícitamente la ansiedad.
La respuesta habitual es un prolongado silencio, acompañado de sorpresa, lo que revela cuán poco atendemos a las señales de nuestro cuerpo, un indicador confiable de nuestro estado emocional.
Dejas de dormir, sientes una sensación de opresión en el estómago, dificultades para tragar, cambios extremos en el apetito, dolores de cabeza, tensión en cuello y hombros, inquietud, y una avalancha de pensamientos catastróficos. Además, puedes experimentar dolor en el pecho, palpitaciones intensas, y un miedo abrumador.
Durante estos episodios, puedes sentirte completamente paralizado, incapaz de actuar, como si el mundo a tu alrededor se hubiera detenido. Se inicia un ciclo de preocupación constante que conduce a la desesperación.
Es común que sientas que nadie puede comprender lo que estás viviendo, y a menudo escuchas: “No te preocupes, es solo tu imaginación”.
Pero para ti, la experiencia es real y profundamente física. En esos momentos, la sensación de peligro es palpable.
El después de un ataque de ansiedad
Tras un ataque de ansiedad, aunque creas que todo ha vuelto a la normalidad, pronto descubres que nada es igual. Vives con el temor constante de que pueda repetirse, preguntándote: “¿Qué pasaría si estoy en la calle, o si no puedo hablar, o si olvido quién soy o adónde voy?”
Qué puedes hacer en medio de esa situación
Hay dos momentos clave: durante y después del episodio de ansiedad
1- Durante el episodio de ansiedad: Te animo a detenerte y respirar profundamente. No es fácil, pero es crucial.
Haz una pausa, respira y utiliza este momento para interrumpir tus pensamientos catastróficos, reconectándote con el presente a través de la respiración. Repite como un mantra: "Aquí y ahora, aquí y ahora". Es probable que tu mente intente escabullirse de este presente, respira y vuelve a traerla al aquí y ahora.
Si esto te resulta difícil, otro ejercicio que da resultado es:
Comienza a contar hacia atrás: 1000, 999, 998... Continúa hasta que sientas que tu cuerpo se equilibra nuevamente. Si tu mente vuelve a los pensamientos ansiosos, tráela de vuelta al presente. Sigue contando. Este simple ejercicio puede ayudarte a restaurar la calma en segundos.
Confía en el proceso. Lo practico a diario con las personas a las que ayudo.
Es posible dejar la ansiedad atrás.
2- Después del episodio es fundamental identificar los desencadenantes.
A menudo, un evento no reconocido puede haber disparado tu ansiedad.
Recuerda, estos síntomas son reversibles, y con trabajo y confianza mutua en el proceso terapéutico, puedes prevenir su recurrencia.
En este sentido es crucial que, después del primer ataque de ansiedad, consultes a un psicólogo, psicoterapeuta. No continúes sufriendo en silencio. No esperes al próximo, pues es posible que sin ayuda vuelvas a atravesar el proceso.
La pregunta que todos se hacen es: ¿Por qué me pasa esto?
Es muy probable que esta situación sea una defensa. Nuestro sistema inconsciente es extremadamente inteligente y solo trae a la consciencia aquello que estamos preparados para enfrentar. A veces, un ataque de ansiedad es una forma de defensa.
El Origen de la Ansiedad
La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante lo desconocido, una manifestación de nuestra necesidad de evitar el dolor y buscar seguridad. Puede manifestarse en preocupaciones constantes sobre el rendimiento, las metas futuras o las relaciones interpersonales, algo que hiciste y atesoraste silenciosamente, situaciones todas que señalan que estamos viviendo fuera del presente, atrapados en un futuro incierto y desconocido. Allí, estás solo.a y tienes miedo.
Si algo de esto te sucedió o te está sucediendo, escríbeme estoy para acompañarte y ayudarte a superar esta situación. También puedes unirte a una red de apoyo y, mientras tanto, no te quedes solo.a. Llama a un amigo.a para que te acompañen y explícale lo que te sucede y ve si te ayuda a encontrar calma.
Y recuerda siempre que, es posible superar y ganarle a la ansiedad y al miedo transformándolos y dejando de sufrir para seguir con tu viva a pleno.
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